Desordenadamente entre mis huesos
Palpitaba esa pasión que ardía en mí
Era ese oscilar de caderas lo que perturbaba
Ese angelical transformar que de niño a macho
Transmutaba ante enriquecido menú de aquel manjar.
La mesa ya estaba puesta y aquel ale li que donabas
Como dona achocolatada de receta acrisolada
Del que a mi paladar saciabas los deseos de mí volar sin nadar.
Sublime fue todo aquel arsenal que sacaste a batallar
Glorioso fue tu creativo actuar; que si fuese profesor
Diez habría que calificar, anonadado quede
Y del cuero me saco sumerce; Un blanco destilo
Por doquier entre montes y cañadas fue tal la candidez
Entre abrumadora calidez; a tal punto
De que no sabía de qué hato era tal esencia a flor de piel.
Deslizados llegamos; Que ni a pie nos marchamos;
Valga la redundancia; fue mucha vagancia
De tal inesperada sensación que broto de todo aquello que paso.
Me dio por buscarla para saber que sucedía en su corsé.
Que por tal razón hoy les escribo; como no describir
Lo que me hubiese trasnochado si no lo hubiese dramatizado;
Con mis letras las que no dan espera;
Mucho menos mi inspiración
Que esa sí que se queja y con razón.
Disculpe usted valioso lector por mi declamación,
Pero vaya es algo que no lo pude contener;
Escribirle a mi inspiración.
LBR
“LAPIZ
ESCRIBE”
Escribir sin encontrar fondo ni fin, alimenta el deseo de vivir !
ResponderEliminarSois de esos tíos, que tienen el don de escribir.
Salud
Muchas gracias Sumerce.
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