lunes, 21 de abril de 2014

LA INFANTA LEÑADORA



Y sus ojos de entristecido y apenado mirar
Esquivaron a mi paso para no escudriñar,
Era la melancolía, la sumisión y la situación,
Que en su cuerpo se tejía sin exclamación,
Era su transidar, su diario pasar,
Sin ante nadie que apelar; fue el encuentro  
En aquella inhóspita travesía
Donde hasta ahí llego mis alegrías,
Al hallar en agreste camino sin un seguro destino
La real imagen de nuestros paisajes,
Algo que se volvió inquietante en mi viaje,
Donde la verdad afloro,
Sin camuflajes ante promesas electorales,
De falsos virajes de una economía
De duros y contraste bagajes,
Donde lo oculto, sin denigrar; ahí estaba,
Una infanta que por no ser sangre azul
Si no de la misma sangre que me corre
En mis venas; es decir por ser del sur
Ese era su safari; Trabajaba de sol a sol;
Para el sustento sin condición,
En aquellos parajes, donde su única corona
No era otra cosa que esa ancha riata,
Acolchonada no de terciopelo
Si no de una áspera y sucia lona sin blindajes;
Y su embalaje?; leña para el fuego de sus viejos
Sin carruaje, ni calzado de exótico cuero,
Solo unas simples alpargatas; sin corte que le escoltase,
Tierna y cruda realidad en nuestros tiempos;
Verdades que se maquillan ante el pueblo.
 LBR                                                                                   
“LAPIZ ESCRIBE”

2 comentarios:

  1. Lápiz.
    Quizá la alegría de poder servir, diluya el cansancio que el alma y cuerpo infantil pueda sentir.
    Me ha impactado la imagen, llegan algunos recuerdos transmitidos, por los ojos de la infanta leñadora.
    Excelente escrito.
    Saludos.

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    1. Quizas algun dia se acabe la explotación infantil, y en lugar de hacer trabajos pesados, tengan la oportunidad de estudiar y ser seres mas utiles a la sociedad y no burros de carga como son parte de los campesinos de los pueblos suramericanos. gracias mujer por tu aporte; un abrazo.

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Gracias por tu lectura. El Autor.