TOQUE MAGISTRAL

Delineaba al mismo tiempo con mis ojos

Como si ellos fuesen dos finos pinceles,

Con la maestría de un Picasso,

Aquellas curvas desde mi ventana;

Cada parpadear era el más delicado

Retoque para aquella escultural silueta.

Sublime era ese recorrer de ardiente mujer,

Donde la serenidad de un genial pintor

Contra ese vulgar e impulsivo instinto de macho

Necesariamente debía ser arbitrado

Por la sensibilidad de un poeta;

No era otra la manera lograr capturar magistral faena.

Otro hubiese sido el resultado,

De no haber tomado la más sensata

Y sabía solución ante sensual situación;

Cerrar mis ojos e imaginar, como era su contonear

Ante la imposible misión de realizarlo desde mi ventanal;

Ya mi malicia me dictaba que ella terminaría en llamas.

Ya contagiado y abismado por tan elevadas

Temperatura que entre trazos y líneas resultaba;

Fue entonces cuando resolví invocar a un Dalí,

Que con excentricidad y locura; daría rienda suelta

A mí desenfrenada, voraz y lujuriosa inspiración,

Ante bella creación que incitaba a la perdición.

Instante de exótica imaginación paso

Por entre mi mente y aquella conjugada,

Y confabulada asociación de miembros en pos

De un buen chasquear chapuzón de jugos;

Química y eróticamente bien administrados; ya  

El movimiento en el tiempo era un efecto de la física.  

Siendo el cantar del gallo el que habría de anunciar,

Que aquello llegaba a su final; era el nuevo día

El que Iniciaba con colados destellos solares;

No había otra manera que fuese diferente su profanar;

Aquella obra de arte la habría logrado coronar;

Y de la fatigada y feliz doncella; su aroma era el recuerdo.

LBR                       

“LAPIZ ESCRIBE”